Este posteo se publicó originalmente en mi blog www.lonicera53.blogspot.com en inglés y castellano el 23/05/2010.
(Google)
El martes que viene es el 25 de mayo de 2010, el bicentenario argentino de la de facto declaración de independencia de España, cuando el virrey fue depuesto en Buenos Aires y reemplazado por el primer gobierno argentino, la Primera Junta. Fue el punto de partida de la Guerra de la Independencia que culminó el 9 de julio de 1816 cuando se firmó formalmente la Declaración de Independencia.
La Argentina es un país muy consciente de su historia y siempre deseosa de analizar y encontrar dentro de ella las razones por los problemas de su presente, por lo tanto es natural que tenga mucho interés en conmemorar a las personas que formaron parte de este proceso. Calles, parques, estaciones, edificios y organizaciones han sido nombrados en honor a estas personas o las batallas donde participaron, así como las fechas de estos acontecimientos; además, las fechas de nacimiento y defunción, batallas y revoluciones son días feriados. Se han compuesto muchos himnos y marchas, algunos muy poéticos y con lindas melodías.
Esto ha resultado de beneficio en dos sentidos. Por un lado, es evidencia que el estado rinde homenaje a su historia, y por otro, las nuevas generaciones crecen observando los nombres y las fechas históricas a su alrededor. En algún momento se les ocurrirá preguntar, por ejemplo, por qué se le llama “Tres de Febrero” a un parque porteño (conmemora el día en 1852 cuando fue depuesto el dictador Rosas); numerosas profesores de historia han basado su lección sobre la interpretación de estos nombres urbanos. Todo esto refresca la memoria y ayuda a mantener presente la historia argentina.
El 25 de mayo y el 9 de julio son importantísimas fechas en el calendario argentino, como también el Día de la Raza, el 12 de octubre, cuando (supuestamente) Colón descubrió América.
En 1960 eran 150 años desde la Revolución de Mayo – con mis siete años cumplidos asistía a un colegio de pupila cerca de Saladillo, provincia de Buenos Aires. No recuerdo la ocasión, lo único que tengo es esta foto (ver arriba) sacada aquel día, antes de comenzar el acto, y sé que los vestidos eran de papel crepé celeste, y el ramillete de blanco. Me viene también a la memoria que estábamos en otoño y que el pasto bajo nuestros pies desnudos tenía espinas – sólo hace falta fijarse en las expresiones de nuestras caras. (Yo soy la segunda a la izquierda).
(De mis archivos)
Ya para julio de 1966 cuando se celebraba el sesquicentenario de la Declaración de la Independencia, era una colegiala de 13 años, y aprendí por primera vez el significado de esta larga palabra. Recuerdo los desfiles, los discursos de nunca acabar durante los actos, y el sinfín de banderas blancas y celestes en todos lados.
En 1970 cursaba mis estudios secundarios cuando conmemoramos el 160 aniversario de la Revolución de Mayo, y por mis buenas notas (cosa rara que no duró mucho tiempo) se me concedió el privilegio de ser abanderada durante el acto. Lo único que recuerdo es el esfuerzo en no dejar caer el pesado asta.
En 1992, el quincentenario de la fecha en que Colón pisó por primera vez territorio americano – la isla de San Salvador, hoy parte de las Islas Bahamas en el Caribe, había terminado mis años escolares, pero mi madre, la directora del colegio, me relató que a instancias de ella, se había hecho gran hincapié en la importancia de este suceso para Latinoamérica. Ella era fundamentalmente una profesora de historia; en el acto y en una serie de clases especiales tanto ella como sus colegas lo recalcó.
Pero no pretendo yo dar clases de historia – esta entrada en mi blog es para explicar la razón por la cual el 25 de mayo de 2010 será un día tan importante para la Argentina como república.
Sin duda habrá desfiles, actos y fiestas públicas con asados descomunales. Sin duda los medios de comunicación repetirán los hechos que todo el mundo recuerda porque fueron machacados hasta el hartazgo durante los años escolares. Sin duda la presidenta asistirá a un sinnúmero de actos y conmemoraciones. Sin duda caerán toneladas de papel picado y flamearán bosques de seda blanca y celeste… y ay cuánto desearía estar allí para celebrar con ellos.
Tampoco hay duda de que los argentinos en todo el mundo recordarán su patria a su manera, quizás tristes al tener que hacerlo remotamente. Se juntarán y se sumirán en la nostalgia del exiliado y el desterrado. Los temas de conversación por excelencia serán la comida argentina, el fútbol y las Malvinas. Espero que dediquen por lo menos un minuto para recordar el significado de la fecha.
(Google)
Por si hubiera algún argentino o hispano-parlante leyendo esta entrada, recomiendo una nota excelente escrita hoy por un chileno, Matías Vieira, y cuyo blog es Patagonia, Chile, el Mundo titulada Argentina y Yo. El enlace lleva directamente a esta entrada.
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